Pablo Uribe / Air Discurso

22 de agosto al 7 de octubre de 2012

La consigna de representar «mediante gestos, ademanes y movimientos de cabeza —pero sin emitir sonido alguno— la proclama pronunciada al pie del obelisco», como impuso Uribe, inhabilita el texto de Enrique Tarigo y Gonzalo Aguirre y fragmenta, en dos, la performance de Alberto Candeau.

Amordazar la retórica de los dos abogados y, por supuesto, de quienes representaban, es un giro aséptico que restituye la teatralidad al teatro como productor privilegiado del discurso y, a la vez, desenmascara el carácter de pura representación del actor ícono Candeau durante la proclama. Air discurso revisa, afónico, la clave fundacional misma de ese 27 de noviembre de 1983, subvirtiendo incluso, el signo/valencia del “silenciamiento” presente en el propio discurso.

Georgina Torello

Los redactores de la proclama del 83 —leída por Candeau en época de proscripciones dictatoriales— fueron los políticos Enrique Tarigo y Gonzalo Aguirre. En pocos años ellos se convertirían en vicepresidentes de la República, en los gobiernos colorado (1985-1989) y blanco (1990-1994) en ese orden cronológico. Ahora, treinta años más tarde la instalación de Pablo Uribe los convierte en libretistas: el dúo Tarigo-Aguirre y la trama del texto sirve a los actores casi como una vuelta a la Commedia dell´Arte, gracias a otro cambio invisible: Candeau pasa a su vez, de protagonista (1983) a apuntador (2012). Y de los populares juegos y entretenimientos como las películas o los televisivos Dígalo con mímica, esta videoinstalación Air discurso deriva sobre aspectos dramáticos que pautaron nuestra historia, de forma abierta en su producción y presentación y moviliza al visitante a tomar decisiones y componer su propio guión-video.

Mario Sagradini

Aquí estarán los gestos y las corporalidades con que nuestros queridos actores hoy, tantos años después, representan la proclama. Veremos en sus ojos y en sus gestos muchos “no”, “no”, “no”, porque de eso se trató el acto. De decir no, de decir basta. Y veremos sus brazos abiertos y levantados celebrando a esa multitud allí reunida. Y veremos algún puño crispado, la rabia contenida y suspirada. Y los veremos señalar a un lado y al otro, el lugar de la patria. Y nos preguntaremos tal vez, como me pregunté yo mirándolos señalar a un lado y otro, ¿dónde está la patria? ¿arriba, cuando alzamos los ojos al cielo? ¿atrás, en los que nos han precedido? ¿dentro del pecho, como parecen decir varios de ellos? ¿o serán esos gestos que insinúan que la patria va de abajo hacia arriba, y vuelve, y cesa ante la presencia soberana del abajo? ¿o será la patria ese gesto del afuera hacia el adentro, desde la gente al corazón? ¿o serán esas banderas invisibles y enormes que mueven los poderosos brazos de un pueblo?.

Constanza Moreira

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