Susette Kok / SOY

28 de junio al 12 de agosto de 2012

Ha sido un privilegio conocer las vidas de estas 75 mujeres inspiradoras, las más de las veces como una extraña buscando un sentido de conexión y dispuesta a registrar la vida de cada una de ellas. Algo que siempre me ha fascinado de ser fotógrafa es poder captar ese instante breve de conexión, la interacción, y salir de allí transformada. La fotografía me ha permitido entrar en vidas y situaciones que de otro modo hubieran sido difíciles de conocer.

Creer que “la verdad” de una persona puede revelarse, que una fotografía puede captar la esencia o algún aspecto secreto de la personalidad no aparente a simple vista, sería pretencioso. Y si bien siento que me he acercado a “la verdad” de la mayoría de las mujeres retratadas, lo único que puedo exponer es el vínculo creado entre nosotras, acompañado por la magia del momento.
Sentí que debía ser el corazón y no el ojo el que determinara el contenido de cada fotografía. Intenté comenzar mi trabajo sin ideas preconcebidas. El retrato surgió a la luz durante la conversación, con los elementos revelados en la charla.

Todas las fotografías fueron tomadas en exteriores, únicamente con luz natural y con un fondo blanco para concentrar el foco en la persona más que en el entorno y así unificar a todas las mujeres en un mismo escenario.
Creo firmemente en el poder de una fotografía. Sin embargo, en este proyecto la combinación de imagen y palabras da una nueva dimensión al retrato, una mirada más profunda a las vidas de estas mujeres. Es por esto que he decidido no editar ni modificar los diálogos a fin de que se pueda apreciar la voz auténtica de cada una.

Ser capaz de concentrarse en alguien durante cierto tiempo, sin interrupciones, es prácticamente imposible en el ajetreo constante de nuestra vida actual. Poder dedicarle una o dos horas a cada persona para escuchar la historia de su vida me ha hecho sentir como si me hubiese embarcado en 75 viajes. Algunos fueron dolorosos, brutales, profundos, tristes; algunos más intelectuales; otros felices y alentadores, pero casi todos fueron viajes de deseo donde prevalecieron la aceptación y la compasión.
La diversidad de mujeres ha agregado otra dimensión al significado de “ser” mujer. Todas estas realidades y vidas en apariencia diferentes han demostrado tener mucho en común.
La mayoría de las historias revela el poder del dolor para transformar vidas y redefinir su significado. La fuerza, aceptación y gracia de cada una de ellas han marcado mi forma de ver el dolor y la pérdida, así como mi concepto de la felicidad.

La selección de estas 75 mujeres no significa en modo alguno que aquellas que no están en este libro sean menos importantes. Con esta selección hemos intentado iluminar a diferentes mujeres de diversas realidades, edades y ocupaciones. Quisiera verlo como un proceso orgánico y dejar el proyecto abierto para que otras mujeres compartan sus historias de vida en los próximos años.
Finalmente, este libro se ha convertido para mí en un reconocimiento a TODAS las mujeres, en una celebración de su sensibilidad, intuición, franqueza y coraje. Susette Kok

Trabajos de amor ganados.
Podemos conocer a las personas de muchas maneras, sin duda el conocimiento personal y directo es el que prima en la relación que tenemos con nuestros seres queridos. Pero si limitamos el conocimiento de los otros a las personas con las que tenemos una relación afectiva tal vez nos perdamos una riqueza cognitiva que el ser de otras personas nos puede dar, pero también es cierto que no podemos conocer personalmente a más que una cierta cantidad de gente.
En ese sentido el arte nos proporciona un conocimiento que nos puede ampliar esos horizontes. Estos retratos y entrevistas son una forma de introducirnos en el ser de estas mujeres, de atisbar el acto de amor que la artista transfiere a través de imágenes y palabras.

Para Susette Kok es importante el proceso por el cual llega a que estas fotografías transmitan una importante carga afectiva. Este es el primer trabajo en el que esta artista incluye las entrevistas como parte del material presentado. Estas entrevistas ocurren en el momento previo a la sesión fotográfica y según nos cuenta no solo cumplen la función de ser una historia de vida sino que también son un catalizador en el proceso en el que el gesto singular aflora.
La sesión fotográfica es breve, como mucho diez fotos, por lo que se hace evidente la eficacia de esta metodología que nos lleva certeramente a una aproximación profunda de las personas presentadas.

Toda esta transferencia afectiva que se da de estas mujeres a la artista y de la artista, a través de su obra, con el público es una potente herramienta de socialización de la diversidad. Es bastante usual que nos relacionemos con personas muy parecidas a nosotros, que nos resultan familiares, que nos gustan. Este trabajo puede resultar muy útil para aprender a apreciar el valor de la diversidad, de disfrutarlo y no simplemente tolerarlo, a partir no solo de la transferencia afectiva de la que hablaba sino de la operación estética, del oficio de saber captar la belleza y de valerse de esta cualidad como elemento de seducción. Porque si bien en muchos de estos retratos se vislumbran dramas y conflictos, dolores y sufrimientos, prevalece y es tal vez el denominador común un gesto de vitalidad palpitante, pulsional y contagioso.

Así se llega entonces a generar el sentimiento de empatía que nos posibilita ampliar nuestro horizonte afectivo, hacia estas mujeres, hacia todas las mujeres, hacia la humanidad en general, en esta sucesión de trabajos de amor ganados.

Santiago Tavella Músico, artista visual y curador, vive y trabaja en Montevideo.

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